“Se buscan hombres para viaje peligroso, sueldo bajo, frio extremo, largos meses de completa oscuridad, peligro constante, no se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito”. Este es el anuncio que puso Shackleton para la expedición a la Antártida. Respondieron 4.000 personas a su anuncio.

El 8 de Agosto de 1.914, a bordo del “Endurance”, Shackleton y sus 27 tripulantes junto con su Capitán Frank Worsley parten del puerto inglés de Plymouth en Septiembre arriban a las costas de la Isla Georgia del Sur. Hay islotes de hielo por todas partes y el avance se hace muy lento.

La expedición Endurance era un auténtico desafío de 2.900 kilómetros a través del hielo, la mitad de los cuales estaban sin explorar. Shackleton no consiguió su propósito, pero su aventura es recordada como una historia épica de heroísmo y supervivencia (en parte gracias a las espectaculares fotos de Frank Hurley )

El hielo se hace cada vez más espeso y el 19 de Enero de 1.915, el “Endurance” se encuentra completamente atrapado en el hielo sobre el mar de Weddell. Las temperaturas caen a -23º. Se preparan para pasar el invierno antártico a bordo del barco. En febrero de 1915 asumieron que lo más probable era que tuvieran que pasar el invierno austral de ese año a la deriva.

Los 10 meses que siguieron, estuvieron a merced del inclemente viento del Polo Sur y las corrientes marinas que movían la enorme masa de hielo en la que estaban atrapados, para sobrevivir cazaban focas y pingüinos. Tras ser atrapados por el hielo, el barco se hundió así empezó una helada travesía que los llevaría a la inhabitada Isla Elefante, flanqueada al norte por el Paso de Drake y al sur por el Mar de Waddell.

Fueron necesarios 7 días para llegar a la costa de la pequeña isla cubierta con montañas nevadas. Milagrosamente, toda la tripulación sobrevivió, Shackleton y Frank Worsley junto con los cuatro miembros de la tripulación zarparon en el bote  “JAMES CAIRD” de nuevo rumbo a Georgia del Sur para organizar el rescate del resto de los marineros… les esperaba un trayecto de más de 1.200 kilómetros y más de 36 horas de caminata hasta el puerto ballenero de Stromness, gracias a la pericia de Worsley pudieron completar el viaje, alcanzando su destino final apenas con un sextante y un bote de quince metros.

Lograron regresar a la Isla Elefante en agosto de 1916 para llevar a tierra firme al resto de la tripulación.

Tras varios intentos fallidos, Shackelton le pidió ayuda al gobierno chileno, quien puso a disposición un pequeño barco a vapor muy resistente, el Yelcho, con un joven pero experimentado teniente: Luis Pardo, y fue así como llegaron a Punta Arenas, en la Patagonia chilena.

En la actualidad, más de 100 años después, un grupo de científicos se prepara para recuperar el barco.

“Terrible calamidad la que azota al barco que ha sido nuestro hogar por los últimos meses… no tenemos techo y estamos a la deriva sobre el hielo marino” Frank Hurley

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